Cormorán
Elisa Molina
Poemas
Alción Editora
Córdoba 2018
Phalacrocorax
Dylan
Thomas, en pugna con los surrealistas, reconocía que si bien las metáforas no
eran elaboradas conscientemente, su elección y selección, esto es: la decisión
de llamarlas poemas, era plenamente consciente; creí ver allí otro caso de
poeta romántico con poética clásica, afín al paradigma (enunciado por Borges)
de la composición de El Cuervo formulada por Edgar Allan Poe. Esto viene al
caso o es traído de los pelos, o de las plumas, o de la pluma, porque el libro
de Elisa Molina se llama Cormorán, porque los zoólogos llaman
al cormorán phalacro-corax, que se
traduce como cuervo calvo, y porque en los poemas de Elisa hay unas cuantas
reflexiones sobre la poesía.
En su excelente presentación Carlos Schilling dijo que en
estos poemas era más importante lo no dicho que lo dicho, entiendo yo que de
ese modo los poemas eran asimilados a una suerte de ascenso por las palabras a
una forma inefable. También recuerdo que en algún momento posterior Elisa
manifestó su intención de no caer en el romanticismo. A esta altura es justo
declarar que no sé bien cuál es el alcance de la palabra ‘romántico’, ni a qué
acepción se refiere en qué consiste su oposición con lo clásico: ¿Intuición
contra concepto? ¿Pasión sobre razón? ¿Corazón frente a cerebro? ¿Contenido
antes que forma? ¿Qué y no cómo? Este es
el poema que debería ser epónimo:
Ahora que me acuerdo,
ayer creí
comprender cabalmente
lo que había
pasado. Quizás fue
casualidad:
como un cormorán de
instinto certero
empalmé la corriente
por el ángulo
que veloz desciende al
centro…¿de qué
que comprendí el día
de ayer? No sé
siempre retengo el
cómo, nunca el pez.
Diré, pura hipótesis, que encuentro aquí la expresión de una poética
clásica, y tácitamente una exaltación del estilo y la forma. Pero diré también
que casi todo el resto del libro, y alguna vez de manera explícita, contradice
esta afirmación, así en El perfecto
idiota:
Qué confundido estabas
convirtiéndolo todo en
una cuestión de estilo
mostrando la cadencia
de tus celestes tripas
en perfecto
endecasílabo.
Entonces
queda la intriga de qué es lo que proponen los dos últimos versos del libro
para La explicación de un poema:
la completa convicción
de un solo
verso exacto y
perdurable.
Vuelvo ahora al phalacro-corax. Según
Wikipedia, a diferencia de la mayoría de las aves acuáticas,
sus plumas no son completamente impermeables,
por lo que, al mojarse, éstas aumentan de peso, lo que les permite hundirse más
y bucear a mayor profundidad. Una vez en tierra, extienden las alas para
secarlas. Imagino que cormorán es la conciencia, o un agente de la conciencia,
que se sumerge en busca de peces, de metáforas, de textos y luego los exhibe a
su lado, a la luz y el calor del sol, pero ya no le interesan y sólo recuerda
cómo volver en busca de nuevas presas. Entre tanto se ha producido una
metamorfosis y los peces, los textos, los poemas se han convertido en
cormoranes y están ahí, en ávida vigilia, listos para zambullirse en el mundo
del lector.
Daniel Vera
Córdoba, 2018.
Gracias, Daniel. Esta mañana Sergio me despertó con un cafè y la lectura de tu reseña. Muy ingenioso el comienzo, muy gracioso. No sè si te gustò el libro (supongo que sì, porque si no para què reseñarlo) o te produjo curiosidad y uisiste compartirla. A lo que hice referencia con "romàntico" fue al sentido màs estùpido de la palabra.
ResponderEliminarentre la poesia y la prosa la diferencia no es de grado, sino de banco
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