sábado, 1 de junio de 2013

CURSO DE LÓGICA CLÁSICA
(desde un punto de vista no clásico)
Jorge Alfredo Roetti
Nestor Osorio (colaborador)
Centro de Estudios Filosóficos y Sociales
Mar de Plata, 2012, 316 páginas.  

El discreto (continuo) encanto (desencanto) de la lógica formal

         Alguien definió la lógica formal como la moral elemental del pensamiento, ya que el razonamiento correcto, si bien no garantiza la verdad,  la cual depende de la materia de los enunciados, asegura la voluntad de no ser falaz en la investigación ni en la exposición de sus resultados. Jorge Alfredo Roetti, uno de los mayores lógicos argentinos, ofrece en este Curso de Lógica clásica (desde un punto de vista no clásico) un cabal ejemplo de rigor científico unido a una implacable honestidad intelectual. El curso, perfectamente descrito por su título, encara la enseñanza de la lógica (que Roetti ha ejercido por más de cuarenta años) con una perspectiva que permite distinguir desde el principio el sector denominado ‘clásico’ o bivalente, de otros desarrollos que diversifican, multiplican o aplican los cálculos de juntores y cuantores (o de proposiciones y predicados, según otra denominación).  Pero la lógica es también una herramienta crítica para desarmar las trampas de la (mala, aunque efectiva) retórica; herramienta que rara vez es usada, pues en el calor de la discusión –en el diálogo erístico, a diferencia del diálogo cooperativo que propone Roetti- el afán de vencer al interlocutor supera al de tener razón; de ahí que el uso de los ejemplos en este texto, especialmente en el análisis de falacias, resulta dos veces ilustrativo, porque al haber sido tomados del debate político presente, revelan lo poco cuidadosos que somos en nuestros argumentos o lo poco razonables que son nuestras adhesiones a tal o cual causa. De mi parte, no creo que la disputa política o ideológica pueda alcanzar siquiera un nivel aceptable de claridad y distinción conceptual y argumental, pero el advertir sus ‘trampas’, no siempre manifiestas en una primera lectura o audición, acaso pueda llevar a disminuir el fragor de las confrontaciones y a intentar el propuesto diálogo cooperativo. Cierro con un poema de Jorge Luis Borges:
LOS CONJURADOS
En el centro de Europa están conspirando.
         El hecho data de 1291.
         Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas.
         Han tomado la extraña resolución de ser razonables.
         Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades.
         Fueron soldados de la Confederación y después mercenarios, porque eran pobres y tenían el hábito de la guerra y no ignoraban que todas las empresas del hombre son igualmente vanas.
         Fueron Winkelried, que se clava en el pecho las lanzas enemigas para que sus camaradas avancen.
         Son un cirujano, un pastor o un procurador, pero también son Paracelso y Amiel y Jung y Paul Klee.
         En el centro de Europa, en las tierras altas de Europa, crece una torre de razón y de firme fe.
         Los cantones ahora son veintidós. El de Ginebra, el último, es una de mis patrias.
         Mañana serán todo el planeta.
         Acaso lo que digo no es verdadero; ojalá sea profético.
(J. L. B., 1985)



Daniel  Vera, 2013

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